Me pongo a escribir las líneas que pretenden
esta tardía e insegura carta componer,
con las disculpas por delante presentes,
pues es con retraso
y al fin haciendo caso
de lo que hace tiempo me dictaba el deber.
Déjame que te explique
que no es el no haberte tenido presente
lo que retrasa el escribirte,
que quisiera ser en lo que tu creías creyente
si significara que a ti aún puedo dirigirme.
No pretendo en modo alguno ofenderte
si te digo que cuando más has estado
ha sido en medio de los tornados,
en las noches de dormir llorando
y nunca despertar del todo,
pues siempre has venido a rescatarme del lodo.
Con palabras más alegres
quería dirigirme a ti,
pues creo que si algo mereces
son buenas noticias del más aquí;
y ahora que por fin
parece que la vida avanza por el cauce correcto
me he decidido a escribir,
y dedicarte, disculpa el atrevimiento,
lo que pretende ser mi más sentida poesía;
sé que tus correcciones no faltarían,
ni las anotaciones en los márgenes,
ni la rigurosa revisión de ortografía…
Pero, sin mas palabras ni enredos,
lo que decirte quiero
es que nada es perfecto,
pero todo va bien;
que aún sigo obstinada
en el carácter incierto
del mañana
y a pesar de ello,
a largo plazo
algunos planes he hecho;
que confío, y de verdad creo
que ha lugar la predicción
de un despejado cielo,
que tengo varias sonrisas
para iluminar mis días
y a cierto anticiclón
en quien confió de todo corazón
para mantener a raya
las borrascas.
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